De vuelta al hotel El ciervo de Viella

 

 

 En la recepción del hotel.

 

 En nuestra escapada a Viella este verano, hemos estado hospedados de nuevo en el hotel El ciervo como no podía ser de otra manera. Ahora sí que puedo decir, dado que empezamos a alojarnos en este hotel, allá por el año 2008, que somos unos de sus antiguos clientes, fieles a volver año tras año, gracias a la hospitalidad de Chus, su familia y sus empleados, entre ellos de Daniela; al trato familiar; a la decoración exquisita y a su maravilloso y especial desayuno, aparte de por sus muchos detalles con los clientes.

Esta vez nos han alojado en la habitación en la que estuvimos la primera vez, en aquel momento estaba decorada en colores verdes, y ahora, la han redecorado en colores crudos. Son habitaciones decoradas de forma exquisita con todo tipo de detalles y todo a juego: cubrecama, cojines, cortinas, y no puede faltar la fragancia que impregna las habitaciones y el resto del hotel.  Y algunas de las habitaciones como la nuestra tienen bañera spa, aparte de que en el cuarto de baño ponen a tu disposición botellitas de todo lo que necesitas, hasta de sales de baño. ¡Todo un relax para los sentidos!

Esta vez conocimos a un matrimonio muy agradable que también eran huéspedes del hotel pero que se alojaban por primera vez y al intentar describirles cómo era el desayuno, compuesto no sólo por el típico desayuno continental o inglés del resto de hoteles, sino también por una cantidad increíble de pinchos y tapas así como pequeños postres, al final opté por decirles que lo tenían que ver por sí mismos pues me quedo sin palabras para poderlo describir. De hecho Chus, la propietaria, lo describe como “petite cuisine”.

 

¡A desayunar!

 

El buffet de desayuno se compone de una zona de dulces; desde pasteles a crepes y otros pequeños postres, y de otra zona de salados; pinchos, pequeños platos y huevos revueltos que van variando cada día y tampoco se olvidan de unos buenos embutidos y quesos. La creatividad, el minimalismo y la buena cocina está presente en todos los platillos.

La verdad es que las primeras veces que desayuné en este hotel quería probar todas las delicatesen del buffet pero hay tal cantidad que no podía probarlo todo, ahora cada vez que voy opto por probar unos cuantos platos, los que más me llaman la atención. Solo puedo decir que es todo delicioso.

 

 

 Buffet de desayuno (a la izquierda lo dulce y a la derecha lo salado).

 

Distintas variedades de pinchos y platillos.

 

 Tartaletas de diferentes variedades de patatas cocidas con huevo de codorniz.

 

 

Parece un fuet pero se trata de chocolate recubierto con azúcar glass.

 

En verano como ya comenté en una publicación anterior, la tarifa de la habitación doble incluye, además del fabuloso desayuno, la posibilidad de hacer una de las rutas de la Vall d’Aran con un guía de montaña.

Y en el pequeño bar de la entrada del hotel siempre puedes tomar algo sentado en los fabulosos sillones de recepción u optar, ahora en verano, por sentarte en las mesas que disponen fuera del hotel. Preparan unos excelentes gin tonics aunque yo me decanté por tomar cava con casís, un combinado muy típico del sur de Francia. ¡ummmm! ¡Buenísimo!

 

 

Gin tonic.

 

 

Cava con casís.

 

Como siempre, me he sentido muy especial alojándome en este fantástico hotel. ¡Hasta la próxima! ¡No cambiéis nunca!

 

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Os invito a que hagáis una escapada o visita turística de las que propongo en este blog y ya de paso a que probéis uno de los restaurantes recomendados. ¿Os animáis?

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